La práctica regular de yoga nos aporta muchísimos beneficios que se empiezan a sentir desde el inicio mismo de la práctica y se van profundizando a lo largo del tiempo. A medida que evolucionamos a través de los ajustes necesarios para ir logrando la ejecución correcta, las ásanas se van volviendo más eficaces para el cuerpo y la mente. Si dedicamos un poco de tiempo cada día a la práctica tanto de asana como de pranayama es posible lograr un equilibrio y armonía perfectos en el cuerpo y la mente.
Entre los beneficios más útiles que podemos encontrar para nuestro día a día encontramos:
1. La reducción del estrés y la ansiedad.
El ritmo de la vida en muchas ocasiones viene acompañado de estrés y éste acaba afectando a nuestra salud. A través del yoga no podremos eliminar las causas que lo generan pero sí que nos ayudará a lidiar con él y con la tensión que este crea para que no se instalen en nuestro cuerpo ni en nuestra mente.
El yoga actúa sobre el sistema nervioso fortaleciéndolo, relajándolo y dándole el descanso necesario. Tanto ásana como pranayama, mantienen nuestras células cerebrales pasivas y receptivas disminuyendo los niveles de tensión, ansiedad y estrés.
Hay ciertas asanas que nos ayudan a aquietar y silenciar el cerebro como por ejemplo: Uttanasana, Sirsasana, Viparita Dandasana, Niralamba Sarvangasana, Halasana, Setu Bandha Sarvangasana, Viparita Karani en Sirsasana, Sarvangasana y por supuesto Savasana.
Una vez que se domina la práctica de asana, las técnicas de pranayama también nos servirán de gran ayuda en este aspecto.
2. Aumento de la energía
El yoga nos ayuda a recuperar la fuerza y la resistencia de un modo no agresivo, ya que cuando enseñamos a nuestros músculos y huesos a colocarse en su posición correcta, les permitimos sostener la estructura del cuerpo con menor gasto de energía. El yoga genera energía y no la disipa, con un mínimo de esfuerzo se obtiene el máximo beneficio.
Las posturas invertidas por ejemplo Sirsasana y Sarvangasana con sus respectivas variaciones y con la utilización de soportes incrementan la captación de oxígeno y nutren el cerebro y los nervios recargando nuestras baterías para el día a día.
3. Nuestro sueño mejora
Cuando se empieza a practicar yoga, uno de los efectos que se logran de manera inmediata es la mejora en la calidad de nuestro sueño. Esto es debido a que mediante la práctica de yoga es posible entrenar los sentidos así como la mente, a resistir la estimulación a la que nos exponemos diariamente así como descansar adecuadamente, lo cual aporta serenidad. El sueño natural (sin ayuda de tranquilizantes) se produce en un cuerpo y una mente tranquilos y nos restaura para ser capaces de enfrentarnos con los problemas cotidianos.
Las asanas que nos ayudan a relajarnos por completo y a conciliar el sueño son Adho Mukha Svanasana, Uttanasana, Sirsasana (en cuerdas), Viparita Dandasana, Sarvangasana (en silla), Niralamba Sarvangasana, Niralamba Halasana, Setu Bandha Sarvangasana, Viparita Karani, Paschimottanasana, Upavistha Konasana, Baddha Konasana, Supta Virasana y Savasana
Pranayama: Viloma en espiración
4. Aliviar y curar los dolores de espalda
Las posturas de yoga ayudan a mantener nuestra espalda saludable porque con ellas la vamos fortaleciendo y le damos flexibilidad al tiempo que la rejuvenecemos. La columna está íntimamente relacionada con el sistema nervioso por lo que si algo no va bien en nuestra espalda en el sistema nervioso tampoco.
Las posturas de pie, las torsiones y los estiramientos hacia delante son grupos de posturas que conviene practicar para mantener la salud de la espalda.
Para obtener los beneficios adecuados y evitar perjuicios es importante realizar las posturas correctamente y con precisión bajo la guía de un profesor experimentado.
Por Mónica Pineda