Corriendo corriendo, que no llego….

Corriendo corriendo, que no llego….

Como te conté en otra ocasión, hasta hace poco tenía una larga lista de actividades que rellenaba mi día a día, destinadas, la mayoría, en convertirme en la mejor versión de mí misma. Tenía que sacar todo mi potencial o mi vida no valdría la pena.

Mi marido trabajaba mucho y habíamos llegado a un punto en el que teníamos que concertar una cita para hablar.

Correr todo el día es un mal bastante común y tan común que pasa desapercibido hasta que… le tengas que pedir cita a tu marido.

Cuando hablo con otras mamás del cole, o amigos, lo que más escucho es «no tengo tiempo, no me da la vida, no llego…»

Tenemos la agenda a tope, corremos de objetivo en objetivo, del trabajo al cole y del cole a la compra, y hasta con el ocio nos metemos presión, midiendo el rendimiento y las pulsaciones cardiacas.

Hacemos lo mismo con nuestros hijos, que si clase de fútbol, que sí de judo, que sí de guitarra o de chino para superdotados.

Si de repente, hay cola en el super o en el banco, tenemos que sacar el móvil, no vaya a ser que nos quedemos parados…

Recuerdo, cuando tenía 19 años, mi madre había contratado a una africana (no recuerdo el país de origen exacto) para cuidar de mi hermana pequeña recién nacida.

Esta mujer, una vez terminado su trabajo, se sentaba en una silla en el pasillo, sin luz, y se quedaba quieta hasta que llegase la hora de irse.

A mi madre, superwoman y empresaria de éxito, le sacaba de quicio. Le decía: «¡¡No se quede así sentada sin hacer nada, hombre, haga algo!!!»

Estamos tan programados para hacer, que somos incapaces de quedarnos sin hacer nada.

Es más, si un día de diario tienes un rato libre y sales a la calle a pasear, (para los que todavía no están completamente contaminados), al ver a todo el mundo corriendo te puedes sentir culpable. Si no haces nada, es que no estás bien de la cabeza, o estás enfermo, o estás jubilado. Aunque últimamente los jubilados tienen tantos compromisos que no pueden ni cuidar de los nietos.

La sociedad no nos lo pone fácil, entre los trayectos para ir a trabajar, los del colegio y de las actividades extra-escolares (los que tenemos hijos), la presión para ser mejor y saber más, el tener que actualizarse cada dos por tres para manejar el móvil y las apps y no quedarse atrás…

Y vamos corriendo a meditar o a hacer yoga, con la ilusión de que podemos parar. Pero no, es solo una ilusión. Seguimos atrapados en el tiempo y vamos corriendo hacia nuestro fin.

Y si tienes suerte, te haces viejo y un buen día, se ha acabado. Fin de la carrera, fin de la historia.

Seguro que tú también te das cuenta, y a veces, cuando tienes un ratito, te cuestionas sobre el sentido de todo esto. Somos personas, no robots, pero… ¿Hasta cuándo?

No es un tema muy original, todos, en el fondo, lo sabemos. ¿Entonces, por qué, en este caso, NO HACEMOS NADA? ¿Es que no hay vuelta atrás?

Personalmente, estoy experimentando un cambio profundo desde principios de diciembre. Y siendo profesora de yoga, creo que es legítimo que lo comparta con vosotros y más en los tiempos que corren.

Así que he decidido hacer «algo», que he llamado «Retorno a casa». Os mandaré información sobre ello, si todo va bien, la próxima semana.

Espero que sirva para que indaguéis en vosotros mismos sobre si realmente estáis haciendo lo que queréis. Te dicen todo el rato que vayas a por tus sueños.

¿Pero son nuestros de verdad, o son los que nos han metido en la cabeza?

Hasta entonces, os daré un consejo para vuestra práctica de yoga:

Cuando practiques en casa, solo, sea cual sea tu nivel de práctica, lleva tu atención hacia un solo punto, por ejemplo, los pies, las rodillas, la espalda, los hombros… y trabaja solo esto durante toda la sesión. Es importante la intensidad de la atención, más que el esfuerzo muscular. Respira y quédate centrado en este punto durante toda la práctica. Si te distraes, que te vas a distraer, vuelve al punto. No pasa nada. Cuando acabes los asanas, túmbate en savasana 10 minutos y abandónate completamente. ¡No intentes relajarte, no hagas nada!

Aurélie Farina

¡Hola! Mi nombre es Aurélie

Enseño yoga desde hace 20 años.  En mi blog encontrarás reflexiones sobre esta práctica, pero también sobre otras cuestiones de autonocimiento, meditación,  Respiración y movimiento.  
Conoce más en mis redes sociales:

Únete. a la lista de mails.
Te puede interesar
Mira nuestras:
Categorías